Lo que no se ve

En éstos días sentimos estupor ante el estallido de la guerra Rusia-Ucrania, además de otros sentimientos en los que derivamos con las noticias que llegan y que nos hacen ser conscientes de lo que las personas, personas como nosotras, están viviendo.

La guerra  es la máxima expresión del terror, es la materialización de lo irracional, el camino contrario de la diplomacia, la deshumanización por excelencia, es devastación, hambre, muerte, el devoro de un futuro para los niños y niñas, el robo mas deliberado de la paz, y un largo etc que hiela la sangre.

Vemos en los medios de comunicación, con más o menos sensacionalismo, imágenes impactantes y testimonios desgarradores de los lugares bombardeados, de las personas atemorizadas intentando no morir, tristemente buscando una salvación que con angustia no saben si conseguirán para sí mismas y para sus familias y para el resto de personas que están como ellas. Escuchando atronadoras explosiones, sirenas de aviso para refugio, instrucciones de como proceder para ese “sálvese quien pueda”.

Esa es la parte visible de una guerra, pero qué hay de lo que no se ve, aquello que perdurará en lo mas profundo  de las personas  que la están viviendo…

La guerra no termina el día que se retiran las tropas, la guerra terminará cuando las generaciones del hoy ya no estén vivas lamentablemente. Cuando no haya oídos que sigan con los impactos acústicos metidos en sus entrañas a pesar del silencio , cuando no haya personas que  vivan paralizadas por el miedo aunque no haya amenaza, cuando no haya corazones encogidos por el dolor y la tristeza  a pesar del paso del tiempo. Cuando no haya retinas con imágenes devastadoras grabadas en ellas a pesar que el paisaje este reconstruido,  en definitiva ; cuando esta guerra ya solo pueda ser leída pero ya no quede ni lo que no se ve.

Vienen tiempos de tender manos, de no olvidar porque las noticias no impactan, porque ya no hay armas y explosiones. Quedarán todas esas personas con sus sentimientos y pensamientos, con ausencias y dolor que cada una llevará en lo mas profundo, los recuerdos les seguirán explosionando en el interior de cada una de ellas, quedarán familias separadas con la incertidumbre de qué será de quienes un dia dejaron de ver, todo aquello a lo que el objetivo de las cámaras no alcanza, pero que para esas personas perdurará hasta el último latido de sus vidas.

¡No nos olvidemos porque no veamos, lo que no se ve, ahí seguirá!

 

Autora: Lucía Goti

 

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